Vecinos del barrio, residentes del rectángulo comprendido desde Loria a Belgrano, en el cruce entre las avenidas Jujuy y Rivadavia, presentaron un proyecto para transformar la zona en un polo cultural, educativo y deportivo.
La iniciativa incluye un pedido de arreglo de veredas, iluminación, seguridad, cartelería y promoción cultural para reactivar locales que han permanecido cerrados durante décadas debido a la inseguridad en la zona.
La presidenta de la Junta Comunal, Silvia Collins, y la ministra de Espacio Público e Higiene Urbana del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Clara Mucio, junto a otros vecinos, ya habían hecho algunos arreglos en las veredas, iluminación y plantación de árboles, lo que ha mejorado la seguridad en la zona. Algunos comisarios de la Comuna también acompañan la propuesta, y aunque aún hay venta de estupefacientes, según el referente de la Red de Vecino Manzana 66, Alberto Aguilera, “la zona está mucho más tranquila que antes”.
El proyecto busca cambiar el ambiente de estas manzanas, y para ello, los vecinos han trabajado juntos para comprometerse en denunciar, hacer videos y poner la cara para transformar el barrio. La idea es apoyar los espacios culturales y artísticos que ya existen en la zona, y fomentar la apertura de nuevos locales como ateliers, centros culturales, teatros, librerías y gimnasios.
La iniciativa es vista como un cambio importante para el barrio, que ha experimentado una transformación positiva gracias al compromiso de los vecinos por mejorar su entorno. Se espera que el proyecto tenga un impacto significativo en la zona, convirtiéndola en un polo cultural y comercial, similar al distrito audiovisual que se hizo en Colegiales y Palermo.
El proyecto que se presenta busca transformar el ambiente, conocido como “el polo falopero”, ubicado entre las calles Jujuy, Loria, Rivadavia y Belgrano. Esta zona ha sufrido la consecuencia de la inseguridad y el abandono de los locales comerciales durante muchos años, lo que ha generado un ambiente desfavorable para los vecinos.
El año pasado, algunos diputados visitaron la zona para ver cómo se avanzaba con el proyecto para crear un polo cultural. Sin embargo, una de las propuestas que plantearon fue convertir el barrio en un polo gastronómico. En ese sentido, la respuesta de los vecinos es clara: “¿Se imaginan? Tratamos de evitar todos estos problemas y aparece un polo gastronómico. ¿Qué va a hacer un olo gastronómico? No importa si es criollo, polaco, ruso, italiano o peruano, lo que importa es que seguirá habiendo más droga, más delincuencia y ocupando el espacio público. No necesitamos que abran más restaurantes peruanos en la calle y ocupen las veredas con personas tomando en la calle. ¿Quién propone este tipo de polo gastronómico?”, aseguró Adriana Jablonsky, una de las vecinas más afectadas por el delito organizado.