En una iniciativa local que busca enfrentar los desafíos del cambio climático y mejorar la calidad de vida urbana, un grupo de jóvenes impulsa un oasis verde en el corazón de Buenos Aires. Se trata de un biocorredor verde, espacio forestado con especies nativas que no solo añaden biodiversidad al entorno urbano sino que también promueven la salud ambiental y humana.
La actividad fue impulsada por Amparo Ambiental Chacarita, un grupo de vecines que protege los espacios verdes y se opone a la construcción desenfrenada de edificios, para poner en valor las experiencias restaurativas de la zona.
Ubicado en la zona de Chacarita, este biocorredor, situado junto a las vías del tren, es el resultado del esfuerzo conjunto de la organización “Vuelve el Monte” y la Mutual Sentimiento. La iniciativa transformó un área antes descuidada en un refugio para la flora y fauna autóctona.
Chepo y Santi, miembros de “Vuelve el Monte”, lideran la plantación de especies nativas y operan un vivero en la zona norte para reproducir plantas autóctonas. La reforestación ha dado como resultado la recuperación de un ecosistema que, en el pasado, caracterizaba la ciudad antes de su urbanización.
Estos biocorredores no solo contribuyen a la biodiversidad local, sino que también actúan como soluciones naturales para combatir el cambio climático. La reintroducción de plantas nativas absorbe el exceso de agua durante lluvias intensas, mitiga las altas temperaturas y crea un efecto positivo en la calidad del aire.
Además, estos espacios verdes generan beneficios directos para la salud humana al reducir el estrés y mejorar el bienestar general. En ciudad de Buenos Aires hay grupos de ciudadanos que buscan replicar este modelo en otras áreas urbanas mediante proyectos de ley destinados a la creación de más biocorredores.
La importancia de reintroducir especies nativas en áreas urbanas se destaca, ya que esto no solo preserva la identidad natural de la región, sino que también contribuye a la salud y resiliencia de la ciudad ante los desafíos ambientales actuales.
Este descubrimiento enfatiza la necesidad de repensar el diseño de espacios verdes en la ciudad y fomentar la reintroducción de plantas autóctonas en parques y plazas. Los biocorredores se presentan como una solución rentable y sostenible para las ciudades, demostrando que la coexistencia armoniosa entre la naturaleza y la urbe es posible.