
En el barrio hubo actividades sobre literatura, música en vivo y recreación lúdica
Que las hay, las hay. En la mística porteña y callejera uno asocia a las librerías de incunables, avenida Corrientes y el Obelisco. Es un combo céntrico, pero en los hechos hay más vida hacia el oeste. Muchas de las grandes librerías están también sobre Balvanera. Por eso el barrio también fue parte de la edición 12 de la Noche de las Librerías, una actividad gratuita con una gran cantidad de propuestas al aire libre.
Este domingo 17 de noviembre, previo al feriado por el aniversario de la Batalla de Vuelta de Obligado, entre las 18 y las dos de la madrugada se desarrolló esta propuesta sobre Corrientes, entre Junín y Cerrito. Hubo media docena de livings con charlas, espacios de ilustración, instalaciones. Las librerías ofrecieron descuentos especiales durante la jornada, que fue organizada por el Ministerio de Cultura del Gobierno porteño con apoyo de Fundación El Libro, Asociación de Amigos de la avenida Corrientes, Cámara Argentina de Papelerías, Librerías y Afines (CAPLA).
Había cinco sectores con actividades sobre Corrientes, en Balvanera: casi en el cruce con Callao estaba el Estadio Hebe Uhart, una mesa de ping pong donde los escritores jugaban partidos mientras eran entrevistados; a la altura del Pasaje Discépolo había juegos de mesa (Espacio Grandes Juegos); en Ayacucho había un espacio de dibujo para niños llamado Infanzines; en ese cruce también estaba el living Juana Bignozzi donde hubo varias charlas con autores y editores; el límite de la Noche de las Librerías al oeste estaba en Junín, donde estaba el escenario Alejandra Pizarnik, con música en vivo.
El Estadio Hebe Uhart fue la recreación de una cancha de tenis, ya que alrededor de la mesa de ping pong colocaron dos gradas para que el público presencie los partidos de singles y dobles entre escritores y gestores culturales.
En medio de la concentración para hacer puntos, los autores hablaban de su obra y sus inquietudes. Entre todos los asistentes de la jornada, Esteban Castromán contó cómo nació Zona Futuro, espacio de narrativas emergentes dentro de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Es un lugar para encontrar novedades, se ganó el prestigio de la crítica y la concurrencia de la gente. Dijo que está bueno que “el mundo del libro dialogue con otras disciplinas” y piensa a Zona Futuro como “un lugar donde se piensa el presente y el futuro del libro no solo en lo tecnológico sino en géneros y escrituras”.
En esta gama de novedad, destacó el trabajo de la Coop, que está a pocas cuadras de Balvanera, en Bulnes 640. Es un espacio sostenido por varias editoriales independientes y participa en la Feria del Libro.
En el espacio Grandes Juegos estaban integrantes del Club Argentino de Riichi Mahjong, que es un juego de mesa chino muy popular en todo el mundo. Habían entendidos y también gente que lo conocía por primera vez. Los miembros del club jugaban con todos ellos partidas para introducir esta entretenida propuesta.
A su lado había varias mesas con Scrabble, Go, entre otros. Lo que más llamaba la atención del público era un niño que jugaba seis partidas de ajedrez simultáneas contra media docena de adultos. Ellos sentados en hilera, él parado yendo de un lado a otro.
Fue una actividad del Círculo de Ajedrez Torre Blanca, de Bustamante y Humahuaca, en el Abasto. Es la primera vez que la institución participa en La Noche de las Librerías. Daniel, referente del lugar, dijo a este medio: “Es la primera vez que estamos, es por alternancia de instituciones. Trajimos a un chico de la escuela de ajedrez, Jonathan Goldwasser, es muy bueno y muy fuerte en su categoría, sub 12. La gente lo mira y se asombra de su talento”.
Recientemente los boques Evolución y Vamos Juntos de la Legislatura porteña presentaron un proyecto para declararlo Sitio de Interés Cultural porteño. “Ojalá se apruebe pronto”, suma Daniel.
Más adelante estaba el living con charlas en vivo. Dentro de la lógica barrial, una anunciaba la presencia de Julieta Mortati, de Tenemos Las Máquinas, una editorial independiente con sede en Balvanera, en Independencia al 2700. Era en el marco de exponer sobre los pormenores en la tarea de un editor de libros.
En este mismo living la periodista Eugenia Zicavo y Maximiliano Torres iban a hacer Bibliómanos en vivo. También se iba a desarrollar una charla de Bookstagramers, jóvenes que recomiendan libros vía redes sociales.
El siguiente punto era el espacio de dibujo para niños, Infanzines. Fue diseñado por Ezequiel García y Juan Vegetal. Durante la actividad los menores podían armar su propia revista de historietas (Fanzine), imprimirla en el momento y llevársela a casa.
Este medio habló con Nicolás Moguilevsky, dibujante e integrante del colectivo artístico Un Faulduo. Estuvo en la coordinación de la actividad: “La historieta es una forma abierta de arte. Los niños lo saben y lo muestran en su trabajo”.
“Con Un Faulduo dimos talleres en todo el mundo y lo adaptamos para niños, para que hagan una historia y tengan su fanzine. Los niños complejizan las historias y es apasionante. Ellos trabajan solos y despegan”, agrega.
Las librerías de este tramo, en Balvanera, estaban a tope. Muchas de ellas como De la Mancha (Corrientes y Riobamba) o Aquilea (Corrientes 2008), sacaron mesas a la vereda para ofrecer saldos y ofertas. Otras como Galerna (Corrientes 1916) también estaban concurridas.
Aquilea tuvo actividad cultural propia. En el primer piso hay una sala de talleres y conferencias. Allí Nicolás Domínguez Bedini presentó Poemas dominicales preferidos. Para convocar al público, recorrió las bateas de la librería e invitó a los presentes a reflexionar sobre “esa franja de tiempo tan particular”.
La última parada hacia el oeste era el escenario Pizarnik. Se presentaron, entre otros, Elizbeth De la Vega (voz) y Melisa Spina (piano); rap y poesía con Pierre Froidevaux, NTC, Enki, Brian Dínamo; poesía y video con Tálata Rodríguez, Glenda Pocai, Tomás Rosner.
En esta edición de la Noche de las Librerías se hizo presente el disfrute. Quienes asistían en calidad de público no necesariamente eran lectores eruditos, entendidos del mundillo y sus reglas. Sin embargo, con charlas abiertas y amenas, espacios lúdicos, arte en vivo, se generó un clima distendido, donde lo importante era pasarla bien, generar un puente hacia la lectura, que también es un placer en sí mismo.