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Ni una menos también en pandemia

Seis años atrás, las calles de las ciudades y los pueblos del país, se llenaban por primera vez del grito ¡Ni una menos, vivas nos queremos!. Ahora, además, se suma el reclamo urgente por una reforma judicial feminista.

Más de doscientas organizaciones consensuaron un documento conjunto con todo lo que todavía falta para los feminismos. El Ni una menos que sacó de sus casas y lugares de trabajo a muchas y muches, que tuvo como punto de encuentro y red a las calles y a las plazas, esta vez en medio de la pandemia, será una jornada para algunes al aire libre, pero para otres, en la virtualidad. Seis años atrás, las calles de las ciudades y los pueblos del país, se llenaban por primera vez del grito ¡Ni una menos, vivas nos queremos!. Ahora, además, se suma el reclamo urgente por una reforma judicial feminista.

El Observatorio Ahora sí que nos ven presentó el registro nacional de femicidios de lo que va del 2021. Este registro lo elaboraron a partir del análisis de medios gráficos y digitales de todo el país entre el 1 de enero y el 29 de mayo. En ese período registraron un femicidio cada 35 horas. Según detallan, el 70,9% de los femicidios fue cometido por las parejas y ex parejas de las víctimas, el 61,1% de los femicidios ocurrió en la casa de la víctima o vivienda compartida con el agresor, 20 víctimas ya habían hecho al menos una denuncia y 13 tenían medidas de protección. Por otro lado, hubo al menos 4 transfemicidios. Aclaran que el número está subrepresentado porque observan que los medios de comunicación no consideran noticia el asesinato de una persona travesti trans.

En el documento del Ni una menos las organizaciones no solo insisten en la necesidad de políticas públicas que ayuden a terminar con los femicidios y travesticidios, sino también en las estructuras que los sostienen: “Seguimos diciendo ¡Ni una menos! ¡Vivas, libres y desendeudadas nos queremos!, porque sabemos que las violencias por razones de géneros expresan violencias estructurales”. En ese sentido, aseguran que, ante la crisis profundizada por la pandemia mundial y frente a la feroz disputa geopolítica por cómo enfrentarla, las mujeres cis, mujeres trans, travestis, lesbianas, no binaries y varones trans, sostienen en las casas, las calles y en cada territorio la resistencia, la salud y la vida.

Uno de los principales reclamos es la Ley de cupo e inclusión laboral travesti trans junto al pedido de la aparición con vida de Tehuel y de la reparación histórica para la población travesti trans. Si bien la vulneración de derechos del colectivo travesti trans tiene larga data, la pandemia agravó su situación de acceso a la vivienda y al trabajo. Según el proyecto Contratá Trans, el 60 % ejerce la prostitución o el trabajo sexual, el 70 % nunca fue a una entrevista laboral luego de asumir su identidad de género y tienen un promedio de vida de 40 años. Tehuel de la Torre, el joven trans que lleva tres meses desaparecido, fue visto por última vez el día que iba a una entrevista de trabajo.

Otro de los reclamos tiene que ver con la economía y las tareas de cuidados de las femineidades: “Más salarios, subsidios y vacunas para las trabajadoras sociocomunitarias, promotoras de género y todes les trabajadores esenciales”. Para los feminismos, no hay Ni una menos si no se discute y distribuye la riqueza. Por eso, exigen que los grupos concentrados aporten para la salida de la crisis sanitaria y económica. Y además, que “la ciudad de Buenos Aires, la más rica del país, se destine presupuesto para paliar las consecuencias de la pandemia y para los espacios sociocomunitarios”.

En ese sentido, le dedican varias de las líneas del documento al GCBA. Por un lado, repudian la presencialidad forzada de la educación en la Ciudad de Buenos Aires (también en Córdoba y Mendoza), exigen que deje de perseguir a docentes y familias y que no haga descuentos salariales a aquello y aquellas que ejercen su legítimo derecho a huelga, y por último, que reconozca a las enfermeras como actividad profesional en la ciudad.

Al finalizar, en otro de los puntos, se refieren a la violencia económica que ejercen las corporaciones y afirman que no hay soberanía posible sobre los cuerpos sin una soberanía alimentaria y sanitaria. Y en particular, cuestionan a las inmobiliarias: “Basta de chantaje de las corporaciones inmobiliarias: regulación de los precios de alquileres. Control y aplicación efectiva de la ley de alquileres. Queremos impuestos a las viviendas vacías. Basta de desalojos y urbanizaciones con deuda. ¡Ni una menos sin vivienda!”.