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Nuevos hechos de violencia contra los senegaleses en Once

La Policía de la Ciudad reprimió a los vendedores ambulantes con balas de goma. Uno de ellos resultó herido con una fractura en la pierna. La ambulancia tardó dos horas en llegar.
Represión en Plaza Miserere. Una postal de la violencia en Balvanera. Foto TN.com

La Policía de la Ciudad reprimió a los vendedores ambulantes con balas de goma. Uno de ellos resultó herido con una fractura en la pierna. La ambulancia tardó dos horas en llegar.

La violencia policial contra los vendedores senegaleses es moneda corriente en Once. Los alrededores de Plaza Miserere muestran un clima de tensión permanente. Todas las semanas se despliega la infantería de la Ciudad y monta operativos en medio del barrio. El viernes pasado no fue la excepción.

“Caminaba por Once y vi a un chico senegalés tirado en el suelo, en el medio de la calle con todos sus compañeros alrededor pidiendo una ambulancia, porque lo habían herido con balas de goma y parecía que tenía la pierna quebrada. Pasaron dos hora y la atención no llegaba”, contó una vendedora en diálogo con Abran Paso. 

Los hechos relatados se expandieron a través de videos que se compartieron en las redes sociales. Allí se observa a los senegaleses cortando Mitre a la altura de Rivadavia. Luego aplaudieron y reclamaron la presencia de una ambulancia. A los pocos minutos llegó policía con palos y escudos. Lo manteros se defendieron y montaron su propia contención con maderas de una obra.

Pasaron quince minutos y todos se pusieron muy nerviosos porque le pagaron a otro chico con la cachiporra, también lo lastimaron en la zona de las piernas. La tensión se incrementó hasta que llegó una ambulancia.

“Esto pasa cuando se lastima un africano en Buenos Aires. No hay ambulancia, pero policía si”, afirmó otra vendedora en una de los videos. 

La complejidad que implica la venta ambulante en la zona de Once no muestra soluciones por parte del Poder Ejecutivo. Los vendedores necesitan estar en la vía publica para cubrir su propia subsistencia y las de sus familias, pero reciben agresiones permanentes. Los vecinos que reclaman contra la ocupación del espacio público tampoco logran su objetivo. La presencia policial solo trae más violencia.

Se necesita la mediación de un Estado que garantice una convivencia pacífica, basada en la tolerancia y el respeto a los derechos humanos. Los dilemas vinculados al uso del espacio público se pueden solucionar sobre la base de un ordenamiento fundamentado en el diálogo.