Un lugar inmenso, múltiples expresiones artísticas a la vez. Con ese espíritu nació el Polo de Cultura Emergente Tacheles, que abrió sus puertas en el inmueble fabril de Alsina 1475, a metros del Congreso de la Nación, en el límite de Balvanera y Monserrat. Ofrece talleres, capacitaciones y eventos.
En un plan de tres etapas, ya está habilitada su planta baja y primer piso, con el objetivo de hacer uso de la totalidad del edificio en verano.
Los talleres
La apertura formal se dio en junio de este año con varios talleres, entre ellos el de tango a cargo de Lucia Rinaldi; historieta (adultos e infancias) de Jonathan Weis; danza afro de Ayelén Tato; circo para infancias de Julieta Bustos Fierro; batucada -nivel inicial- a cargo del grupo de percusión La Chilinga. También se está en constante incorporación de docentes, talleristas y programadores culturales.
Los creadores del proyecto
Este proyecto está organizado por una cooperativa de artistas y trabajadores de la cultura, cuyo coordinador general es Emiliano Vertiz, gestor cultural con más de 15 años de experiencia en gestión artística.
“Se está formando la idea, está tomando color, está siendo lo que tiene que ser. Todo tiene un proceso. No podés dibujar eso de una. Es un proceso, ver como amalgamas todo”, dijo a Abran Paso.
El lugar
El edificio donde está montado Tacheles antaño fue una fábrica textil, que fue acondicionado para los nuevos usos, pero conserva el espíritu de espacio amplio, capaz de adaptarse a diversas propuestas. También hay mobiliario de hace casi un siglo, algo que vuelve aun más enriquecedora la experiencia de visitar el lugar.
Este inmueble llevaba unos cinco años sin uso cuando llegó la cooperativa. “Buscamos mucho y antes de dar acá encontramos varios inmuebles fuera de CABA o en barrios como La Boca, Barracas, Saavedra, en el límite. Queríamos algo en el centro, que la gente pueda llegar de forma fácil”, indica el gestor.
Del mismo modo, reconoció que en esta zona -llamada Congreso por el edificio parlamentario pero que en los hechos involucra a los barrios de Balvanera, San Nicolás, Monserrat– hubo hitos culturales de distinto tipo como los célebres carnavales en avenida de Mayo y que la apuesta también está en consolidar un sitio de referencia territorial.
Los pasos de la apertura
De este modo, la apertura de Tacheles se planificó en tres etapas. La primera y vigente implica habilitar el primer piso y la planta baja, que consta de una gran sala sin divisiones con un escenario; ideal para ferias o conciertos.
“Solo del primer piso sacamos 18 volquetes de escombros”, indica sobre el proceso para poner el lugar a punto. En esa planta ahora hay tres salas para exposiciones y talleres.
Luego, en la segunda etapa se habilitará el sótano, también con una planta libre para recitales y espectáculos. A lo que hay que sumar la planta de arriba, donde hay dos salas más para clases. Allí se piensa dictar clases de teatro y un ciclo de cine independiente, además de un bar.
Para el verano se propone una tercera y última etapa, habilitando la terraza del edifico; que estará conectada al bar.
Un espacio para la creación
Una de las cualidades del polo es su extensión física, pero también se fomenta un espíritu de pertenencia y creación.
Al respecto, Emiliano afirma: “No queremos que termine siendo tipo un espacio de renta. La idea es que la persona que venga a realizar su taller o propuesta lo tome como propio. Que realice sus clases, que venga a hacer exposiciones, que se propongan eventos para el barrio”.
“La cultura mutó mucho en los últimos años, los trabajadores nos fuimos acostumbrando a nuevos públicos, tendencias y formas de hacer cultura. Por ejemplo, en los años noventa Cemento era un emblema de cómo hacer cultura. Luego abrieron espacios que no eran tan de nicho, más abiertos a la cultura popular y el día a día de la gente. Ahora la gente puede ir a una cervecería y disfrutar un espectáculo allí mismo, se abrió mucho el panorama”, reflexionó.
Con esa premisa, desde hace mucho tiempo y luego de varias experiencias culturales este trabajador de la cultura tenía “esta idea de generar algo grande”: “Pensaba en un polo cultural, no un centro cultural solo o tradicional. Tenía en mente un espacio donde coexistan distintos tipos de manifestaciones a la par”.
De este modo, evocó un evento icónico que marcó a varias generaciones, tanto a los públicos como a los trabajadores de la cultura.
Se refiere a Buenos Aires No Duerme, organizado por el Gobierno porteño a fines de los años noventa, que consistió en múltiples espectáculos y expresiones artísticas desarrollándose a la par en el antiguo Centro Municipal de Exposiciones de Recoleta.
“Ahí coexistían distintos tipos de culturas. Vos ibas a ver una banda y al lado había un tipo haciendo malabares y otro dibujando. Me quedó eso en la cabeza”, recuerda y cuenta que “se da mucho lo de multiespacio en otras regiones como en Europa, donde todas las manifestaciones se relacionen”.
“En un viaje a Berlín fui a una casa gigante, en realidad eran galpones tomados del ferrocarril. Vos ibas caminando a una puerta, abrías y ahí había una banda de jazz ensayando. Diez músicos de puta madre. Te sentabas, pasabas una hora escuchando su ensayo. Después te levantabas, ibas a una habitación al lado y a lo mejor había gente practicando skate, trepando paredes, lo que sea”, sumó.
Con esta propuesta cultural amplia ya en marcha, Emiliano espera que “se consolide con el tiempo esta apuesta artística y multidisciplinaria en el corazón de la Ciudad de Buenos Aires”.