Esta semana se cumplieron 55 años de la toma del Frigorífico Lisandro de la Torre por parte de sus trabajadores que lucharon contra la privatización de la empresa. Un hecho histórico que, con el paso del tiempo, agiganta su leyenda.
Fundado en 1923 durante el mandato de Marcelo de Alvear, el frigorífico tenía como objetivo posicionar a la industria nacional de la carne en un mercado hasta ese entonces monopolizado por los ingleses, y atacado por las inversiones norteamericanas en la década del 20. El principal objetivo era competir en el plano internacional pero sobre todo regular los precios de la carne acordes a la economía nacional. Años después, bajo el mandato de Juan Domingo Perón, el matadero se trasladó dentro de la Capital Federal y cambió el nombre de Frigorífico Nacional al de Lisandro de la Torre, en honor al ex diputado y senador nacional, quien denunció el pacto Roca-Runciman que se comprometía a no permitir la creación de frigoríficos nacionales.
En una sesión inusual, en la madrugada del 14 de enero de 1959, bajo el mandato del entonces presidente, Arturo Frondisi, la Legislatura Nacional aprobó la privatización del matadero que empleaba a 9000 personas y faenaba un millón y medio de kilos de carne por día. Inmediatamente, los trabajadores, asamblea mediante, decidieron, unánimemente, defender la empresa no abandonando el edificio.
Ricardo Borro, hijo de Sebastián Borro, Secretario General de la Asociación Gremial del Frigorífico Lisandro della Torre y Mercado Nacional de Hacienda, describió, en una entrevista realizada por la radio Frecuencia Zero, la reacción de los vecinos de Mataderos: “La solidaridad de la gente fue total; los familiares, compañeros de otros gremios, los comerciantes de las zonas aledañas como Floresta, Villa Luro y La Matanza, demostraron su apoyo; de las calles levantábamos los antiguos adoquines y formamos barricadas que frenaron los carros de asalto de la Policía”.
El historiador Alejandro Volkind también explicó en el programa de radio Código de Barras el sello distintivo de la huelga: “Fue una lucha muy particular; mientras la mayoría de los reclamos de los trabajadores tienen en su mayoría el aumento salarial como un pedido principal, este no fue el caso; aquí la protesta fue netamente política”. Aclaró que otra característica trascendente fue la decisión del Gobierno Nacional, desde un primer momento, de no negociar. “Frondisi no aceptó recibir a los dirigentes gremiales para dialogar, en su lugar fue el Jefe de la Policía, Ezequiel Niceto Vega”, indicó.
Volkind brindó datos acerca del carácter represivo de las fuerzas seguridad: “22 ómnibus cargados con agentes, carros de asalto de infantería, camiones de bomberos, patrulleros, cuatros tanques del regimiento de granaderos a caballo y varios jeeps con soldados; se unieron la Policía, Gendarmería y el Ejército para terminar con la protesta”.
La toma del Frigorífico fue una de las primeras manifestaciones de la denominada resistencia peronista. Cuatros años después del derrocamiento de Juan Domingo Perón, con él exiliado y los sindicatos intervenidos, los trabajadores de la empresa le hacían frente a la decisión de la Legislatura Nacional de privatizar la empresa.
Fueron tres días y noches de protesta bajo una consigna: “En defensa del patrimonio nacional”. El 17 de enero, tras la represión por parte del Ejército, Gendarmería y la Policía, los trabajadores fueron desalojados del edificio.
Hoy en día la empresa Roemmers ocupa el lugar del tradicional Frigorífico de Mataderos.