
El Gobierno porteño presenta a este espacio público, logrado con una lucha vecinal de 20 años, como emblema de gestión, pero hay zonas verdes que se inundan, riego defectuoso y falta vigilancia.
El Parque de la Estación de Perón y Gallo es uno de los acontecimientos sociales, ambientales y urbanísticos más importantes del último tiempo en Balvanera y Almagro. Es un espacio que suma más de 8.000 metros cuadrados de verde a una de las zonas más cementadas de la Ciudad de Buenos Aires, pero además conlleva una iniciativa social, educativa y cultural en su Galpón Ferroviario, tras una lucha vecinal de 20 años. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lo presenta como un hito de gestión, pero hay fuertes críticas locales ante lo que consideran un mantenimiento deficiente, que atenta contra todo este proyecto comunitario.
Estas tierras pertenecieron al ferrocarril Sarmiento. Durante décadas estuvieron concesionadas para diversos usos, como depósito de bebidas. Incluso se montó una vivienda de emergencia, que fue habitada por recuperadores urbanos.
En 2000 un grupo de vecinos se organizó para pedir que el lugar sea parquizado, con acceso público. Hubo varias reuniones con autoridades porteñas y nacionales, pero el proyecto nunca prosperaba. El primer hito de la lucha fue la ocupación y posterior construcción de la Plaza Fumarola, en Perón, entre Jean Jaurés y Anchorena. En 2014 por medio de la Ley N° 4.944 que convirtió en Urbanización Parque (UP) estos terrenos. Dos años más tarde, se aprobó la Ley N° 5.734 que creó el Parque tal como se ve hoy en día.
Ese año los vecinos mantuvieron reuniones de co-creación con autoridades del Ministerio de Desarrollo Urbano para definir las prioridades del Parque. Se acordó que no tuviera rejas, que hubiera especies nativas rioplatenses, que el Galpón Ferroviario tuviera usos educativos, ambientales y culturales, entre otros asuntos.
Este ministerio licitó la obra en 2017 por $118.000.000 a la empresa Cunumí. La obra culminó y se inauguró el sector verde en septiembre de 2018. En junio de este año abrió el Galpón Ferroviario con un espacio para que hagan deporte las escuelas de la zona (Ministerio de Educación e Innovación), con un invernadero (Ministerio de Ambiente y Espacio Público), con oficinas del Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat), con una Biblioteca Pública (Ministerio de Cultura) y un playón para usos múltiples.
Desde su inauguración en septiembre, los vecinos notaban que de vez en cuando había problemas con el sistema de riego. El suelo se secaba y eso perjudicaba los tramos donde se hacían plantaciones periódicas de flora nativa, gracias a la cual se generó un entorno ambiental propicio para el regreso de mariposas (los vecinos avistaron 14 especies diferentes), abejas, caranchos, entre otros seres vivos.
La situación nunca mejoró. Por eso, esta semana emitieron un duro comunicado los vecinos de la Mesa de Trabajo y Consenso del Parque, órgano contemplado en la ley para el debate entre ciudadanos y autoridades porteñas sobre los usos y el manejo del espacio público.
“Estamos hartos del paupérrimo mantenimiento del Parque por el Gobierno de la Ciudad.
Desde la última lluvia no se riega con manguera los canteros de plantas como debería hacerse y es un problema recurrente. La semana fue seca y ventosa, y las plantas evidencian el sufrimiento del déficit hídrico. Además las áreas de césped están espantosas. La resiembra estival no se hizo en tiempo ni en forma. Hay pozos en bocas de riego desde hace meses y lugares que riegan de más encharcando”, detallaron.
“No hacen ninguna tarea de jardinería ni control de hormigas podadoras. La limpieza también es sumamente deficiente y la seguridad brilla por su ausencia. Vecinas y vecinos participantes de la Mesa de Trabajo y Consenso somos quienes con empeño plantamos, cuidamos, hacemos actividades y marcamos estas deficiencias al GCBA, que no responde ante la evidente mala situación. La empresa contratada por el Gobierno que hace el deficiente o nulo mantenimiento es Algieri SA. Reclamamos lo que no debiera siquiera discutirse, que es regar, limpiar, cuidar el jardín público que es nuestro parque y para lo que hay recursos asignados y responsables gubernamentales. Y seguimos esperando que se cumpla la ley del parque, creando la unidad de gestión participativa. No es tan difícil. Pero parece que no les interesa”, sumaron.
Los vecinos de la Mesa a principio de octubre se reunieron y expresaron: “Consideramos que es fundamental que se designe la figura de Administrador que marca la ley para poder avanzar con las actividades pensada en la Mesa de Trabajo y Consenso y que el Parque esté repleto de actividades y vida”.
El tema de la vigilancia también es parte de los reclamos para mejorar el Parque. Desde la Mesa expresaron en redes sociales: “También tenemos un voluntarioso guardián del parque en los fines de semana, haciendo de onda tareas que no le corresponden como acomodar las mallas. Y siempre dispuesto y con buena onda. Gracias Santiago. Lástima que no hay guardianes de lunes a viernes, ni de noche. No se puede creer que el Gobierno de la Ciudad nos deje tan descuidado nuestro hermoso parque”.
Este medio habló con trabajadores estatales que se desempeñan en las distintas áreas del Galpón Ferroviario. Ratificaron lo expuesto por la Mesa. Dicen que la presencia de guardianes se reparte entre el Parque y la Plaza Fumarola y que no es suficiente.
“El otro día hubo una piba que se descompuso en el Parque, vino el SAME y se la llevaron al Ramos Mejía. Desde Plaza Miserere, donde están apostados, vinieron tres Policías de la Ciudad en bici para ver qué pasaba. Desde allá tuvieron que venir”, lamentaron.
En la reunión del Consejo Consultivo Comunal 3 de julio, los vecinos hablaron sobre la seguridad en el Parque y mencionaron el hurto de varias computadoras dentro de la biblioteca. En aquel entonces ya solicitaban que el Gobierno porteño intensifique los controles para no dejar expuestos a los vecinos y a los trabajadores.
“En el pasillo del Galpón hay unos enchufes que usan los de limpieza para las lustradoras. A veces pasamos y hay pibes que enchufan los parlantes, pasan música, están tranquilos, los saludás y todo bien. La convivencia así con respeto es lo ideal, acá nadie quiere poner derecho de admisión y si a la noche la gente quiere venir a tomar una birra está todo bien, el tema es que se cuide lo público, que no se dejen mil botellas tiradas. También lo ideal es que haya una vigilancia mínima y que no tengan que venir desde Plaza Once si pasa algo”, sumaron.
En el Parque hubo otros hechos aislados como el incendio al antiguo gomero que hay en la curva de Díaz Vélez. Por fortuna lograron extinguir las llamas a tiempo y no se dañó la estructura del árbol.
Otro asunto a tener en cuenta es que por la falta de vigilancia de vez en cuando se utiliza la superficie del parque como una terminal clandestina de colectivos, tal como ocurre en los alrededores de la Plaza Miserere.
Hay filas a la altura de la curva de Díaz Vélez que esperan por la llegada de los colectivos de larga distancia. Muchas veces los vehículos esperan en la esquina de Billinghurst y Díaz Vélez. Incluso a veces hay maleteros con un carro que llevan los bolsos de los pasajeros. Es una situación irregular que no tiene controles.
Más allá de esto, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires expone al Parque de la Estación como un logro de su gestión. El jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta habló de este espacio verde en la apertura del periodo ordinario de sesiones en la Legislatura porteña en los últimos años, también lo incluyó en los compromisos de gestión, en particular en el de sumar 110 hectáreas verdes (https://www.buenosaires.gob.ar/compromisos/110-hectareas-de-nuevo-espacio-verde-publico).