La parada de la Línea E de subtes está ubicada en la esquina donde el periodista y escritor fue desaparecido en 1977.
Primero fueron los libertarios y ahora, los republicanos. Quitar el nombre Rodolfo Walsh a la Entre Ríos, del Subte E como quien tumba un monumento, es el nuevo objetivo de los militantes ligados a corrientes de las llamadas nuevas derechas.
El argumento se repite: el escritor y periodista era un terrorista y por lo tanto no debe ser homenajeado en un espacio público. En tanto, organismos de derechos humanos afirman que se trata de una actitud negacionista y que busca horadar en el discurso sobre la lucha contra el terrorismo de Estado.
Hace casi una década que la estación Entre Ríos de la Línea E de subtes (Retiro – Plaza de los Virreyes, conexión con el Premetro) se llama también Rodolfo Walsh. El sitio elegido es especial porque en esa esquina, Entre Ríos y San Juan, el escritor fue atacado y desaparecido el 25 de marzo de 1977 tras el ataque de un grupo de tareas paraestatal.
Con esta premisa, la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro (AGTSyP) y otros organismos sindicales, políticos, sociales y culturales impulsaron el pedido ante la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires para incluir su nombre.
La autora del proyecto de Ley fue la entonces legisladora porteña Gabriela Cerruti, actual vocera presidencial. De este modo, se sancionó la Ley porteña N° 4.504 en marzo de 2013, de forma unánime.
“Denominase “Entre Ríos -Rodolfo Walsh” a la estación Entre Ríos de la Línea E de Subterráneos”, establece el artículo primero de la norma.
En adelante, no hubo mayores cuestionamientos a la presencia de Walsh en la estación del barrio de San Cristóbal.
Esto bien puede asociarse con los climas de época, porque últimamente han surgido todo tipo de señalamientos. Quitar el nombre del escritor y periodista parece un objetivo claro, un rumbo fijo, de militantes de partidos ligados a la nueva derecha local.
Como había informado este medio, el 24 de marzo de este año, en pleno Día de la Memoria, integrantes de la agrupación Jóvenes Republicanos ingresaron al andén de la estación y colocaron afiches donde tildaron a Walsh de asesino.
“En esta estación hay un asesino. El terrorista Rodolfo Walsh asesinó a 23 personas el 2 de julio de 1976. Proponemos que esta estación pase a llamarse por el nombre de una de sus víctimas: Josefina Melucci de Cepeda”, decía uno de los carteles.
Se refieren al Atentado contra la Policía Federal Argentina ocurrido en la sede de Moreno 1417 (entonces Superintendencia de Seguridad Federal), el cual fue llevado a cabo por Montoneros.
La acusación se basa en distintas fuentes, entre ellas el reciente libro “Masacre en el comedor” del periodista Ceferino Reato, quien atribuye a Walsh la participación en el área de inteligencia de la agrupación armada.
Esta acción generó el repudio de distintos organismos de derechos humanos. No obstante, en Jóvenes Republicanos fue bien recibido el enojo por parte de esos sectores. Ulises Chaparro, entones referente de la agrupación –que por ese entonces se ligaba a Unión Republicana de Patricia Bullrich-, celebró en redes sociales: “Nos está puteando medio país por la acción que hicimos con Jóvenes Republicanos cambiando el nombre de la estación Rodolfo Walsh por el nombre de una de las víctimas de éste terrorista”.
Al día siguiente, el 25 de marzo de este año, estaba planificada la inauguración de un mural en recuerdo de Walsh frente a la boletería de la estación. Fue organizada por los metrodelegados y el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA). Además, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación descubrió una placa alusiva.
El clima general de aquella jornada fue de preocupación, ya que los oradores del encuentro señalaron que la intervención con afiches no fue un hecho vandálico sin contexto, sino que forma parte de los discursos radicalizados y de un clima “negacionista” que rechaza lemas como Memoria, Verdad y Justicia.
Apenas unos días después, la legisladora porteña Rebeca Fleitas del bloque libertario La Libertad Avanza presentó un proyecto de Ley en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires para quitar el nombre Rodolfo Walsh y que la estación se llame únicamente Entre Ríos.
A la hora de fundamentar, la representante del bloque libertario dijo: “Promuevo que simplemente se retire el nombre de Rodolfo Walsh de la estación de subtes mencionada a fin de que se mantenga solamente la de “Entre Ríos”, que alcanza para identificarla, en lugar de promover otra denominación que persiga fines políticos de cualquier índole, incluyendo los que puedan resultar loables”.
Añadió: “Pesa sobre la biografía del escritor una serie de antecedentes y hechos ajenos al terreno de la literatura y a su posible valor como literato y periodista que no cabe juzgar en este espacio, que sí merecen detallarse a fin de contextualizar y dimensionar adecuadamente su figura y su accionar, y así poder analizar si encuentra asidero que un bien público de importancia como los es una estación de subtes merezca recibir su nombre”.
El proyecto de Ley de los libertarios menciona: “En este sentido, la consigna “Memoria, verdad y justicia” impulsada por organizaciones de la sociedad civil y por sucesivos gobiernos a cargo del Estado nacional y del Estado de esta Ciudad en las últimas décadas —así como lo que le corresponde por su parte al Poder Judicial y al Poder Legislativo—, no han contribuido a esclarecer determinados acontecimientos de nuestra historia reciente, sino que han facilitado su falseamiento, distorsión y ocultamiento, con la suma de consecuencias que esto acarrea. No ha habido historia sino memoria, y mientras que la historia puede ser estudiada con fuentes serias y de forma neutral como disciplina que busca el rigor de los datos y de las interpretaciones, la memoria es antojadiza, parcial y vagorosa. No resulta sencillo encontrar en la historiografía seria referencias directas al accionar de Walsh. Sin embargo, recientes investigaciones históricas y periodísticas han echado luz sobre algunos de los hechos que lo involucran; en especial, merecen destacarse las investigaciones llevadas a cabo por la diputada y abogada Victoria Villarruel y por el periodista Carlos Manfroni, y la del periodista Ceferino Reato en su reciente libro Masacre en el comedor. La bomba de Montoneros en el comedor de la Policía Federal. El atentado más sangriento de los 70”.
En poco tiempo, se sumó un nuevo proyecto de Ley. A comienzos de septiembre, militantes republicanos presentaron un proyecto de Ley, en el marco de la Ley porteña N° 40 de Procedimiento de Iniciativa Popular, para que la estación deje de llamarse Rodolfo Walsh y pase a denominarse René Favaloro.
El proyecto está firmado por distintos representantes de vertientes republicanas, entre ellos Ximena de Tezanos Pinto (Argentina República Democrática, más conocida como la vecina de Cristina Fernández de Kirchner, por vivir en el piso superior del edificio en Juncal y Uruguay, en Recoleta), Claudio Triulzi (Librepublicanos), Felipe Patocchi (Republicanos Unidos).
En la defensa de este proyecto afirman que el escritor y periodista desempeñó “actividades terroristas” en la “inteligencia de Montoneros”. Por lo tanto, cuestionan “seriamente su integridad moral y su derecho a distinción alguna”.
Sobre René Favalor, reprochan que “no hay un solo monumento a su memoria” en CABA. No obstante, existen establecimientos escolares con su nombre: el JIN D DE 3 DR. René Favaloro de San Telmo en Venezuela 753 y el E.E.M N°1 D.E.21 Dr. René Favaloro de Villa Lugano en Barros Pazos 5250.
“Su vida consagrada a la medicina es un ejemplo muy valioso como modelo a seguir de las generaciones venideras”, concluyen los militantes republicanos.
Más allá de que se hayan propuesto distintos nombres, el hilo conductor de estos pedidos es quitar la figura de Walsh del espacio público.
Para los militantes se trata de un acto de reparación, pero desde organismos de derechos humanos se habla de un intento por negar las consecuencias del terrorismo de Estado y su prédica de exterminio.