Este sábado 2 de julio al mediodía se desarrolló un festejo por el aniversario 153 del barrio de San Cristóbal, cuyo Día oficial se conmemora cada 28 de junio. La celebración se desarrolló en la Plaza Martín Fierro, a metros de la tradicional fuente central. Asistieron vecinos y fuerzas vivas y contó con la organización de la Asociación Vecinos de San Cristóbal y la Junta de Estudios Históricos de San Cristóbal “Jorge Larroca”.
Durante el encuentro se escucharon relatos de vecinos que hicieron uso de la palabra. En calidad de invitado, el vecino Eduardo Sábato contó la historia de cómo un grupo de ciudadanos salvó el busto “Moái” de Carlos Gardel (por su parecido con las figuras de Isla de Pascua) que está montado en el ingreso de Cochabamba y Urquiza de la Plaza Martín Fierro y el poeta y vecino Ramón Canalís leyó varios de sus poemas, reunidos en “Ronda Poética por Hitos y Monumentos”, compilados en un libro impreso por la Junta que se distribuyó de forma gratuita entre los asistentes. El integrante de la Junta Comunal 3 Gabriel Zicolillo, nacido y criado en el barrio, también destacó el “perfil de barrio del Sur” que tiene San Cristóbal y su gente.
La actividad de este sábado puso fin a una serie de celebraciones durante la semana que incluyeron una exposición artística en el Centro Okinawense en la Argentina de San Juan y Jujuy y una charla virtual junto a artistas y referentes culturales del barrio.
Para el inicio de la actividad en Plaza Martín Fierro, bajo unas guirnaldas albicelestes se montó una exposición de fotos antiguas donde se podía ver cómo lucían esquinas y avenidas emblemáticas entre fines del siglo XIX y principios del XX. A un lado de las imágenes se colocó una mesa donde se desarrolló el acto central, que contó con la guía y conducción del historiador, escritor y difusor Adrián Dubinsky.
En uno de los tramos de su exposición, bregó por incluir un segundo festejo por el aniversario de San Cristóbal, uno en invierno y uno en verano: además del 28 de junio – de 1869, fecha en que la entonces Legislatura de Buenos Aires, de acuerdo con las autoridades eclesiásticas, procedió a crear la parroquia de San Cristóbal- sugirió sumar el 10 de febrero, porque ese día de 1884 se inauguró parte de la actual iglesia, en el marco de una semana de festejos en el barrio, que en aquella época era un territorio de quintas.

Asimismo, destacó el rol de la historia barrial, por contribuir a consolidar la identidad de los barrios, sus ciudadanos y antecesores. “Lo que daría hoy por tener un grabador para registrar las charlas de gente del barrio con la que hablé cuando era chico y que ya no está. Por eso les pedimos que se acerquen a la Junta, que cuenten sus historias, lo que tengan para comentar sobre cómo era el barrio. Nosotros nos encargamos de sistematizar la información. Estamos a tiempo de seguir grabando”, sintetizó sobre la voluntad de profundizar esta tarea. “La historiografía barrial colectiva es rescatable”, resaltó.
De hecho, estuvieron presentes el presidente de la Junta Central de Estudios Históricos de Buenos Aires y referente de la Junta de Parque Patricios, Rubén Domingo Camillozzi, y Elena Inés Maurin, Secretaria General de la Junta y presidenta de la Junta de Estudios Históricos de Almagro.
Del mismo modo, Dubinsky comentó que el periodista Jorge Larroca escribió su célebre libro “San Cristóbal, el barrio olvidado” a fines de la década del sesenta, momento en que se había sancionado una Ordenanza porteña que establecía los límites de cada barrio, en algunos casos distintos a los que tradicionalmente eran empleados por sus ciudadanos. “Los barrios (…) se han formado en torno a núcleos primitivos cuyos epicentros (…) al expandirse se confunden con los barrios vecinos estableciéndose zonas marginales indecisa”, indica el texto de la Ordenanza Nº 23.698, que en 1972 sería ratificada por una norma complementaria.
Según Dubinsky esto perjudicó a San Cristóbal y su territorio, por eso para él la publicación del libro tiene que leerse como una reivindicación identitaria. Por caso, mencionó que en el escudo del barrio hay elementos que aluden al antiguo Arsenal Esteban de Luca, que antaño estaba en torno al actual Hospital Garrahan, en Parque Patricios.
También sumó que la construcción de la Autopista 25 de Mayo (paralela entre Cochabamba y Constitución, atravesando el barrio de Este a Oeste) a fines de los años setenta “sirvió como una frontera Norte y Sur del barrio”: “Sin embargo, el barrio subsistió y se la siguió bancando”.

Por eso reivindicó que los vecinos y sus fuerzas vivas son clave junto a la identidad y el patrimonio material e inmaterial local: “San Cristóbal es un barrio vivo, no olvidado. Lo que tenemos que hacer es reafirmar cotidianamente su identidad sancristobaleña. Hay un barrio permanentemente en movimiento”.
En cuanto a patrimonio material, Dubinsky habló de la pérdida de edificios históricos, de gran valor patrimonial que dan cuenta del barrio de antaño. Hizo un llamado de atención sobre el estado de abandono de la llamada Casa Anda, ubicada en Entre Ríos 1081 y diseñada por el célebre arquitecto Virginio Colombo. Se la conoce también por El Mirador del Ahorcado, en base a un mito urbano.
El historiador local reseñó que Colombo fue creador de La Casa de los Pavos Reales (24 de Noviembre y Rivadavia), Casa Calise (Yrigoyen 2568) y se encargó de decorar el Palacio de Tribunales de la calle Talcahuano, entre otros hitos porteños. Resaltó que la mayoría de los inmuebles de Colombo se han puesto en valor, a excepción del ubicado en San Cristóbal con el agravante de que dentro de Casa Anda había una pintura en el primer piso, la cual es atribuida al propio Colombo, según Dubinsky.
Luego, dentro de los testimonios vecinales que hubo durante la jornada también se habló del patrimonio material. Por caso Ana, una vecina que participó del festejo de este sábado, resaltó la existencia de las placas colocadas en homenaje a los detenidos desaparecidos del barrio sobre los canteros de la avenida San Juan, entre Loria y Entre Ríos, promovida en su momento por San Cristóbal Contra La Impunidad y otras fuerzas vivas locales y de derechos humanos.
En línea con lo material, Dubinsky habló del inmueble de fines del siglo XIX todavía en pie de Barcala 3063, que fue el hogar de Mario Boratto, hito de la Semana Trágica, cuyo epicentro fue la antigua fábrica Vasena, actual Plaza Martín Fierro, en frente. En la actualidad funciona la Asociación Cultural Jardín del Unicornio, primer club argentino de cultivo de cannabis. La institución descubrió en enero de este año una placa conmemorativa de Boratto.
Luego, al hablar del patrimonio inmaterial, se mencionaron algunas de las costumbres del barrio, entre ellas los paseos por la zona comercial de la avenida Entre Ríos y las visitas a los cines de la zona, sobre todo aquellos en San Juan, ahora devenidos en templos evangelistas.
En esta línea, se mencionó que Nicole, una de las flamantes y más jóvenes integrantes de la Junta, está realizando una investigación sobre la historia oral de los cines de San Cristóbal. Indicó que quienes los hayan frecuentado y deseen compartir sus vivencias, pueden contactar a la Junta para ello.
Se destacó que hay varias aristas al respecto. Por un lado, la cuestión territorial por la cual los paseos se hacían “dentro del barrio” sin ir hacia el centro, algo característico de otras épocas.
Además, se mencionó que el extinto cine Gran San Juan a fines de los años ochenta era un sitio donde concurría la comunidad homosexual, en tiempos donde no había espacios públicos destinados al encuentro de sus integrantes. Servía como refugio y espacio de socialización en tiempos del “destape democrático”, según se reflexionó durante la charla.
En tanto, se contó la historia de la “Gran Cabeza de Carlos Gardel” que decora el ingreso de Plaza Martín Fierro sobre Urquiza y Cochabamba. El relato estuvo a cargo de Eduardo Sábato, vecino y antiguo consejero vecinal a fines de los años ochenta, una asamblea ciudadana similar a los actuales Consejos Consultivos Comunales.
Indicó que el busto mide casi dos metros de alto por uno de ancho. Originalmente estaba dentro de la fábrica de Café Arlistán sobre Humberto Primo, entre La Rioja y Urquiza. “El deño de Arlistán era gardeliano. Tenía en el hall de entrada este busto. Al morir, los hijos lo iban a tirar, estaba en el estacionamiento de la casa. Un vecino, el dueño de donde hoy está Gricel (La Rioja y San Juan), me contactó al ver que el busto estaba tirado. Fuimos con dos amigos y lo cargamos en una camioneta. Así empezó el derrotero de Gardel por el barrio de San Cristóbal”.
“Recuperamos el busto y lo salvamos de que se destruya, pero no teníamos dónde emplazamiento. Es difícil y burocrático emplazar en la CABA. Lo tuvimos un tiempo en Gricel, después fue a parar al local de Jujuy y San Juan. Estuvo en un garage. Lo habíamos puesto en el baño de servicio, el dueño pedía que lo sacáramos porque los inspectores lo multaban. Después fue a otro garage en Independencia y Loria. Lo tuvimos en un local y le poníamos un tablón para usarlo de mesa”.
“Un día con el presidente del bochín club de Martín Fierro (la construcción interna al lado de la calesita) vinimos a la plaza y con un albañil lo pusimos. Le trepanamos el seso a Gardel y lo rellenamos de cemento para que no se lo llevaran. Cuando Susana Rinaldi era legisladora se aprobó una Ley porteña que oficializó la presencia del busto en la plaza”, indicó. Se refiere a la Ley N° 4.686 de 2013.
Sábado dijo que de tanto en tanto va a la plaza para acondicionar la estatua y que se sorprende de ver lo que despierta en los vecinos, sobre todo entre los niños que lo utilizan como una montaña para escalar.
Ya en el cierre del evento, el poeta y vecino Ramón Canalís leyó varios de sus poemas, los cuales se inspiran en el entorno de la Plaza Martín Fierro. Por ejemplo, hay uno llamado “A José Hernández”, al aludir al busto que hay sobre el ingreso de La Rioja y Cochabamba. “La sirena de la plaza” refiere al hito local, a metros de donde se realizó el acto. “La fuente”, “La calesita” y “Autopista” son otras de las obras a las que se suman homenajes a Carlos Gardel y Diego Maradona, presentes en la Martín Fierro mediante un busto “Moái” y un mural en el club dentro del pulmón verde, respectivamente.
Quien luego se pronunció fue el comunero Gabriel Zicolillo, quien dijo ser “nacido y criado” en San Cristóbal. Mencionó que la destrucción del patrimonio arquitectónico perjudica la identidad barrial y además expone una problemática de salud y ambiente. Señaló que en muchos casos se derriban casas de una o dos plantas para hacer edificios de altura, lo que trae aparejado desde problemas en la presión del agua hasta el colapso de los servicios públicos ante la falta de planificación urbana por parte de autoridades porteñas.
Es por esto que reivindicó a San Cristóbal como un barrio con idiosincrasia “del Sur de la Ciudad de Buenos Aires” y llamó a la ciudadanía a reivindicar la historia y la identidad local. “No trasformar a Buenos Aires en un gigante Puerto Madero”, concluyó el referente local como lucha ciudadana y cotidiana.
Al terminar el acto hubo una foto grupal de los expositores y vecinos, quienes luego continuaron charlando de manera informal sobre distintas cuestiones vinculadas al barrio y su mística.