“La Mocha Celis”, o Unidad de Gestión Educativa Experimental No. 16, es un bachillerato travesti trans, a donde también asisten personas no trans, afrodescendientes, migrantes, madres solteras y toda persona que se haya sentido excluida de otros espacios educativos. Aunque pertenece al Gobierno de la Ciudad, hace años que tenían problemas relacionados con el lugar físico porque se les habían acumulado una serie de deudas de alquileres y expensas -ya que no tienen financiamiento integral-. Años después pueden contar con un edificio, ubicado en Balvanera, en la Avenida Jujuy al 748.
El espacio, cedido por el Gobierno nacional, cuenta con tres aulas, un salón de usos múltiples, un comedor, la biblioteca “Lohana Berkins” y baños sin género. Allí realizarán sus actividades en la espera de que se termine de construir un establecimiento definitivo frente a la Plaza Once. “Nosotros venimos acompañando al Mocha en varias de sus iniciativas y también frente a una necesidad muy básica que tenían, que era la la falta de una edificación para que pudieran funcionar durante estos años”, resaltó Elizabeth Gómez Alcorta a la vez que destacó la labor del Ministerio de Educación para “poner a punto un lugar que cumple con todas las necesidades que requiere cualquier escuela digna, que es como nosotros pensamos la educación en nuestro país”.
La titular de la cartera de Mujeres, Géneros y Diversidad y Jaime Percz recorrieron el nuevo inmueble y luego conversaron con los estudiantes de los tres cursos, quienes compartieron sus experiencias y proyectos que llevan, como los cursos de capacitación e inserción laboral que realizan en el programa Empleo Trans. Es que el acceso al trabajo sigue siendo uno de los principales problemas con los que se enfrentan las personas de la comunidad.
Según el informe elaborado por “La Mocha” La revolución de las mariposas, solo el 9% de las mujeres trans encuestadas dijo estar inserta en el mercado formal de trabajo, el 15% manifestó tareas informales de carácter precario y un 3,6%, vivir de beneficios provenientes de diversas políticas públicas. Para el resto, más del 70%, la prostitución sigue siendo la principal fuente de ingresos. En el caso de los hombres trans, el 85% dijo contar con un trabajo: el 48,5%, de carácter informal; el 36,4%, formal, y el 15% restante vivía de la ayuda familiar.
“Mucho de lo que nos cuentan es que en las trayectorias de sus vidas han sido excluidos de múltiples lugares y el sistema educativo es uno de esos lugares de los cuales han sido expulsados”, señaló Gómez Alcorta luego de la recorrida. Por su parte, Perczyk agregó: “Hace años que la escuela se creó y empezó a dar clases y después tuvo un derrotero por no tener edificios ni infraestructura. Y en la Argentina la educación es un derecho, todos tienen derecho a estudiar y aquí está esa concreción a ese derecho”.
Afortunadamente, la escolaridad en esta población creció en los últimos años, aunque sigue siendo muy baja: “El porcentaje de quienes contaban en 2005 con el nivel secundario completo era del 20,8% y pasó al 24,3% en 2016. Asimismo, el porcentaje de quienes están implicadas en los niveles terciario y universitario, aunque incompleto, pasó del 8,7% al 10,1%, y el porcentaje del nivel universitario completo, del 4,6% al 5,9%”, sostiene el informe La revolución de las mariposas.
Y la escuela -que ya cumplió 10 años- triplicó su matrícula de estudiantes a partir de la Ley de Cupo Laboral Trans, que llevó a las personas travestis y trans a finalizar sus estudios, tanto de nivel primario como secundario, para “insertarse y permanecer” en el ámbito laboral, según explicó el director del bachillerato Francisco Quiñones Cuartas, quien, además, sostuvo la importancia del espacio para “demostrar que hay un montón de población que tiene un montón de cosas para ofrecer y que simplemente tiene que tener las oportunidades”.