Un mensaje llama la atención entre las personas que integran el grupo de WhatsApp de la Intercomisión de Educación del Consejo Consultivo de la Comuna 3. La mamá de un alumno e integrante de la Cooperadora del colegio Mariano Acosta cuenta que el viernes pasado al mediodía le robaron el celular una alumna de la secundaria.
Ocurrió a pocos metros de la puerta de la escuela, en Urquiza y Moreno. La situación fue violenta porque la amenazaron con un arma cortante. “Por suerte no pasó a mayores”, dice y advierte que no es una situación excluyente del colegio, pero plantea la inquietud para tratar de elevar este tema e intentar que se haga un reclamo.
“Nos preocupa muchísimo que hoy en día les pibes no puedan salir, después de haber estado horas en la escuela, y quedarse un rato en la puerta con sus amigas”, dice Isa, de la conducción del Centro Estudiantes del Mariano Acosta y coordinadora del turno mañana. “No es la primera vez que pasa un robo tan violento. Fue en el en el medio de dos escuelas a la una de la tarde, en el horario de salida del turno mañana y en el horario de entrada del turno tarde, o sea, la cuadra estaba llenísima y es una
locura que haya alguna chance de que pueda pasar esto”, agrega.
Isa cuenta que en el momento del robo había un policía en el lugar, pero se no oculta so bronca porque “no estaba cumpliendo su rol”, mientras Cata, otra estudiante de cuarto año, expresa su preocupación por verificar que “la compa” se encuentra bien.
Cata también recuerda que el año pasado se robaron muchas computadoras durante el fin de semana de las elecciones. “Es una sensación de alerta constante, de bajarse el bondi y chequear que tenés todo, de abrazar la mochila, de fijarte cuanto hay que esperar en la parada”, destaca.
Según la estudiante, cuando hicieron la denuncia en la comisaría les quisieron hacer cambiar la hora de del robo “porque la Policía no estaba en el lugar donde tenían que estar”.
Para Raquel Papalardo, ex rectora del Colegio y actual integrante de la Mesa Promotora del Consejo Consultivo de la Comuna 3, esta problemática lleva mucho tiempo: “Yo recuerdo que era vice directora y ya teníamos el problema de los robos en la vía pública. Es una zona de alta vulnerabilidad social desde mediados de la década de 1990“.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires publica todos los años en la página del Ministerio de Seguridad un “mapa del delito” con estadísticas donde se contabiliza la cantidad de homicidios dolosos o por siniestro vial, femicidios, lesiones, hurtos, robo y datos contextuales vinculados a salud, educación, bancos, comisarías y cuarteles de bomberos.
La última información, publicada en diciembre de 2021, indica que Balvanera es el barrio con mayor cantidad de hurtos por metro cuadrado en la Ciudad de Buenos Aires (7,8% del total), mientras que la Comuna 3 también se ubica en el primer lugar del podio con un 17,2%. “Ellos marcan el mapa del delito, no marcan el mapa con problemáticas sociales”, cuestiona Papalardo en relación a la forma de abordaje del problema.
Un estudio realizado por Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH–UNESCO) entre el 2 de enero y el 15 de marzo reveló que “el 65,3 % de los encuestados en CABA reconocieron la presencia de venta y/o tráfico de drogas en la manzana, vecindario o en su barrio de residencia, sólo por detrás del 81,6 de Bogotá y del 74,7 del Distrito Federal de México. Así, la Capital Federal se ubicó entre las ciudades de Latinoamérica con mayor avance territorial del narcotráfico y sus ramificaciones“.
Según la página del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, los colegios porteños cuentan con 392 senderos escolares que están cubiertos por 724 agentes de prevención, que a su vez están respaldados por la Policía de la Ciudad, domos y cámaras de seguridad del Centro de Monitoreo Urbano.
Los senderos son caminos también protegidos por el cuerpo de agentes de control de tránsito y por vecinos. Su objetivo prevenir e intervenir ante emergencias e ilícitos y su funcionamiento depende del Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires.
Los agentes de prevención participan de una capacitación de 145 horas en el Instituto Superior de Seguridad Pública (ISSP). Mientras cubren un área a pie, deben estar uniformados para que se pueda dar una rápida identificación y cuentan con un teléfono reglamentario que pueden usar en caso de existir una emergencia. Se ubican a lo largo de los senderos para permitir que se intercalen con los efectivos de la Policía de la Ciudad.
La Intercomisión de Educación de Consejo Consultivo de la Comuna 3 está elaborando una nota para presentar a la Junta Comunal. Denuncian que se infiltran personas y “aparentemente generan ilícitos porque no hay ningún control dentro del programa de senderos escolares”.
La presidenta de la Junta Comunal, Silvia Collin, considera que el perímetro del centro oeste de Balvanera es un área donde se interviene en el espacio público para “generar mejores condiciones de seguridad y habitabilidad mediante alumbrado, vías peatonales, espacio público e higiene”.
Según Collin, coordinan con áreas de seguridad y comisarías en la prevención y la implementación de senderos escolares para “articular y aproximar los enfoques que tenemos y asistir para generar las mejores condiciones para evitar este tipo de situaciones”.
De todas formas, la presidenta de la junta Comunal destaca que “hay mucho por hacer” y pondera que “los vecinos están trabajando”. Considera que la situación es complejo porque los habitantes de la zona “tienen un elevado nivel de hartazgo” y al mismo tiempo “hay una delicada situación socioeconómica en un lugar con características particulares porque es en los alrededores de una de las tres estaciones de transbordo que tiene la Ciudad de Buenos Aires”.
La comunidad educativa del colegio Mariano Acosta dice que los senderos escolares no funcionan. “Estas personas pertenecen al Gobierno de la Ciudad, son agentes civiles de disuasión y no están armados, pero no aparecen. Hay chicos que van solos a la escuela”, sostiene Raquel y apuntó contra el Ejecutivo porteño: “Llevan 14 años y no pudieron o no quisieron solucionarlo”.